The Telegraph anunció esta semana que la escena de Loretta quedaría fuera de la nueva versión de La Vida de Bryan que Eric Idle y el John Cleese planean trasladar al teatro. La noticia dio la vuelta al mundo hasta que el propio Cleese desmintió hace dos días por Twitter que no se producirá tal mutilación. La polémica se centra en los minutos más desternillantes de los Monty Python. En plenas discusiones del grupúsculo del Frente Popular de Judea (o del Frente Judaico Popular, vaya lío), Stan (Idle), un hombre, dice que quiere pasar a ser Loretta y tener hijos. Reg (Cleese) le rebate diciendo que eso es físicamente imposible. “No me oprimas” responde Stan/Loretta. Al final acaban poniéndose de acuerdo en luchar juntos por el derecho de Stan a concebir, pese a que no pueda en la realidad.
Lo que sí que confirma Cleese es la reunión con un grupo de actores en Nueva York. Les encantó el nuevo guion, pero sentenciaron que bajo ningún concepto se podía repetir lo de Loretta y menos aún en Broadway.
Llegó el momento tan desastroso como previsible. Se volvió a intentar censurar “la mejor comedia de todos los tiempos”, si bien enarbolando otro estandarte. Tras su estreno en 1979, el largometraje se prohibió en varios países y comunidades locales ante las acusaciones de blasfemia por algunos grupos religiosos. Casi medio siglo más tarde, en la supuesta era de la tolerancia y la libertad, se pretende censurar una escena que reflejaba a la perfección – y con gran agudeza – el relativismo llevado a extremos surrealistas.
Tal supresión de la libertad artística y de expresión hubiera sido digna de la inesperadísima reaparición de la Inquisición española. La Inquisición Woke ha tomado prestado de la española dos de sus armas, la eficiencia implacable y el temor (a ser cancelado), pero ha renunciado a su característico elemento sorpresa. Por suerte, lleva años gritando a viva voz sus intenciones de cancelación, censura y adaptación de todo lo que no se cierna a unos estándares que de por sí son difusos y cambiantes. Estamos más que avisados.
Eso sí, el Nuevo Tribunal del Santo Oficio de la Tolerancia y la más Absoluta Inclusividad ha determinado que es muy conveniente que Netflix lance una serie para niños de entre tres y seis años cuyo protagonista es un bisonte no binario que utiliza los pronombres elle y elles. Olé.
Dice José Mota que el humor es la salvación; burlarse de la muerte es salir de esta vida victoriosos. “Always look on the bright side of life” o eso cantaban Cleese y compañía. Aunque como sigamos por los derroteros del discurso único y corrección política máxima, va a ser tremendamente complicado hacer comedia. Confiemos en la inteligencia humana y en que siempre haya alguien que consiga reírse de lo absurdo mediante el absurdo.