Dos imágenes dicen más que mil reformas

El pasado diciembre, la Comisión Europea comunicó su preocupación sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones en España. A esta tarea está dedicado José Luis Escrivá – ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones – que negocia desde verano la segunda parte de la prometida reforma de la Seguridad Social. Al otro lado de la mesa se sientan la patronal y los sindicatos. Cada medida propuesta se enfrenta a un arduo proceso de negociación a tres bandas, donde unos piden más, y otros dicen que es demasiado. Ni los cambios actuales propuestos por el PSOE, ni tampoco los anteriormente introducidos por el PP, se atreven a afrontar el problema en su esencia. No son más que parches y remiendos en una tela que se cae a pedazos.

El problema tiene dos vertientes principales: la cuestión demográfica, y la inviabilidad económica. La cuestión demográfica es más conocida y difícil de ocultar. En España, desde 2015, el número de defunciones supera al de nacimientos, y la brecha continúa aumentando. Esta diferencia, hasta ahora se ha cubierto con la inmigración, pero la tendencia no es prometedora. En pocos años, la variación de la población podría volverse negativa, como ya lo fue entre 2013 y 2016, aunque esta vez sin un camino sencillo de retorno. Como agravante, está presente también el aumento de la esperanza de vida. Esto no es una mala noticia, pero contribuye a aumentar la presión sobre un sistema que no está diseñado para una pirámide de población tan envejecida.

La segunda parte del problema es la inviabilidad económica. De nuevo, un reto conocido y admitido por todo el espectro político. No obstante, esto es más difícil de explicar, más técnico, y más personal en cuanto a que cualquier medida que se tome, afecta directamente a la cartera del ciudadano. La consecuencia de esta complejidad es la proliferación de medidas simples, cómodas, y fáciles de transmitir al conjunto de potenciales votantes – pero ineficaces e insuficientes para sanear el sistema.

Dos imágenes transmiten el mensaje general, que en profundidad cuenta con infinidad de matices. La primera imagen representa la afamada “hucha de pensiones”. Tras su máximo en 2011, ahora se encuentra prácticamente vacía desde 2019. Está a la espera de que algún Gobierno se atreva a enfrentarse al titular de prensa correspondiente. La segunda imagen muestra la deuda de la Seguridad Social, que desde mayo del 2017 se ha disparado hasta alcanzar más de 100.000 millones de euros (~10% PIB español, o más de un 70% de todas las ayudas europeas que recibirá España por la pandemia). De nuevo, otra cifra que aumenta a un ritmo cada vez mayor (13% en el último año). Como conclusión, en la Seguridad Social sale más dinero del que entra y la diferencia se compensa con préstamos del Estado que representan más de un 40% de los presupuestos anuales.

La consecuencia de los retos demográfico y económico es que cada vez hay menos trabajadores jóvenes contribuyendo a las pensiones de un número creciente de mayores. De esta forma, se ingresa menos dinero, se reparte más, y no existe un ahorro para afrontar la diferencia – más bien se aumenta la deuda del sistema.

Ante este problema, no hay gobierno que se atreva a acometer los cambios necesarios. Hay casi 10 millones de pensionistas, y todos ellos votan cada cuatro años (al contrario que los niños, que hay cada vez menos y no proporcionan tanto rédito electoral inmediato). El PP puso parches que limitaban la salida del dinero – perjudicando a los pensionistas. Ahora el PSOE quita los arreglos existentes y hace retoques para aumentar la entrada de dinero en el sistema – en este caso, a costa de las empresas y los autónomos.

Ninguna de las dos aproximaciones es válida. Es necesario un consenso y una reforma estructural en pos de la sostenibilidad del sistema que tenga en cuenta los intereses generales y no deje por el camino a trabajadores ni a pensionistas. Esta última frase es complicada de creer e imposible de realizar mientras no haya un parlamento dispuesto a entenderse y un gobierno interesado por algo más que por el resultado de las próximas elecciones. Hasta entonces, seguiremos remendando rotos de gobiernos pasados y aplicando parches a una tela que se deshace hasta que no quede nada con lo que cubrirnos.

Imagen de cabecera generada con DALL-E
Gráficos utilizados de elaboración propia con datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones e INE

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